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Delegar responsabilidades: todos suman, todos ganan


tendencias360 | Madrid

26 de mayo de 2015


Si hay una tendencia en materia laboral que ha probado su eficacia en los primeros años del siglo XXI son los entornos de trabajo cada vez más colaborativos, donde todos –empleados y directivos- aportan su granito de arena a la hora de llevar a cabo un proyecto en el seno de la organización.

Un nuevo paradigma que replantea los roles que hasta ahora asumían unos y otros y que destierra los viejos patrones donde el manager dirigía y el resto de colaboradores ejecutaban, siempre bajo la batuta de sus superiores, para dar lugar a una mayor autonomía y libertad de movimiento por parte de los colaboradores.

Un modelo que juega a favor del trabajo en equipo y de la consecución compartida de objetivos, elementos que redundan, asimismo, en una mayor motivación y compromiso de los empleados, que se sienten valorados por sus managers y perciben de manera más clara cómo su trabajo repercute en la marcha del negocio.

Para llegar a ese entorno laboral donde todos suman, los managers deberán despojarse de algunos vicios y reticencias adquiridos a lo largo de su carrera. Uno de ellos, la obsesión por controlar todas y cada una de las etapas de los proyectos para no dejar nada a la suerte, representará uno de los más difíciles a batir.

A menos, claro está, que aprendan a soltar lastre y dejen que los colaboradores tomen la iniciativa en algunas de las tareas que hasta ahora llevaban a cabo ellos mismos.

No se trata, ni mucho menos, de desvincularse por completo, sino de observar, desde la distancia y prestándose a intervenir cuando sea necesario, lo que los demás están llevando a cabo bajo las directrices y fases acordadas entre manager y colaboradores, algo que, en los nuevos modelos de liderazgo empresarial, se denomina delegar responsabilidades.

Estar dispuesto a delegar, primer paso

Teniendo en cuenta que la falta de control es, según los psicólogos, una de las situaciones que más estrés generan en casa y en el trabajo, el manager debe estar completamente seguro de querer delegar parte del trabajo en el resto del equipo. En caso contrario, la ansiedad y el estrés de uno y otros irá in crescendo, abocando el proyecto al fracaso.

A continuación, el manager en cuestión deberá reforzar la confianza que tiene en sí mismo, premisa clave para, después, lograr confiar en el resto de sus subordinados.

Una vez decidido de qué espacio y autonomía dota a sus subordinados, es necesario que el manager promueva un diálogo constante con todos ellos.

A través de este feedback, además de hacer un seguimiento puntual del proyecto, pueden detectarse posibles fallos o implementar mejoras a tiempo.

Al seguir involucrado en el proyecto y ser informado de manera constante sobre los avances del mismo, este conseguirá relajarse, delegando realmente las tareas en el resto del equipo y no entorpeciendo el trabajo de los demás.

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