Daniel Hernández | Madrid
21 de septiembre de 2015
Prácticamente toda nueva tecnología va generando en su desarrollo un relato apocalíptico que no tiene por qué cumplirse. Ejemplo: «la impresión 3D terminará con las formas de producción tal y como las conocemos ahora». Al margen de eso la tecnología va penetrando, entra en las empresas y surgen nuevas dedicadas de lleno a su desarrollo. Printed Dreams vio la luz hace 5 años. Ahora ofrece servicios que van desde el diseño y fabricación de objetos mediante impresión 3D, hasta la implementación de la tecnología en otras empresas. Hablamos con su CEO Rosa Nieves.
¿Cuántos mitos hay sobre la impresión 3D?
Rosa Nieves: La verdad es que muchos. Al ser algo muy novedoso, a través de los medios de comunicación, a veces se vende como si fuera la panacea, y como cualquier tecnología tiene su parte buena y una parte en la que no llega a ser tan rentable. Por ejemplo, se vende como que va a ser el nuevo medio de producción y creación de objetos y siempre digo que esto no va a sustituir una fabricación tradicional porque a nivel de costes no es rentable. Simplemente la impresión 3D se une a la cadena de valor, de cuando tú realizas un proceso creativo, de diseño, es un punto que vale para prototipar y hacer pequeñas tiradas. No va a sustituir ningún medio de fabricación.
¿Cómo has llegado hasta aquí?
R.N.: Empezamos a partir de nuestros proyectos de final de carrera. Mi socio es ingeniero de telecomunicaciones e investigó sobre Arduino, que es el sistema con el que se crean las impresoras 3D. A partir de ahí él montó una impresora. Yo soy arquitecta y decidí implementar esta tecnología en mi proyecto, imprimiendo las maquetas. De ahí fue derivando a que tanto compañeros como profesores nos iban pidiendo piezas, maquetas… otras empresas de domótica se enteraban de esto y nos pedían componentes… de ahí decidimos arriesgar y comenzar con esto.
Soluciones 360 grados, ¿qué quiere decir esto?
R.N.: Lo que intentamos es que la implantación y uso de esta tecnología no produzca un rechazo a la gente por su desconocimiento. Por eso damos una solución global. Cualquier problema que tengas con esta tecnología, Printed Dreams te lo puede solucionar para dar confianza al cliente. Es una tecnología segura y fiable y nosotros estamos en cualquiera de los aspectos dentro de la integración.
Tenéis 5 años, que dedicándose a esta tecnología es todo un mundo ¿cómo han cambiado las cosas estos años?
R.N.: Hemos evolucionado bastante. Nosotros comenzamos a investigar sobre la impresión 3D hace cinco años y las máquinas eran muy diferentes y, sobre todo, menos asequibles. La primera impresora que montó mi socio la compró por piezas a Estados Unidos y su coste fue de unos 9.000 euros. Ahora mismo ese tipo de impresoras pueden costar unos 400 euros. Los precios han bajado mucho porque cada vez existe mayor demanda. También cuando comenzamos había más demanda de prototipado, de creación de piezas y como esta tecnología ya se incorpora en las empresas la demanda es más de máquinas, implantación y formación.
«Tenemos como clientes empresas de calzado, de repuestos, de ingeniería, de automoción, joyerías y del sector sanitario»
Entonces diríamos que la pata de negocio de formación e instalación de máquinas es ahora la más importante.
R.N.: Si. Comenzamos normalmente con una consultoría en la que a la empresa le hacemos un estudio de viabilidad, le decimos cómo implantar la tecnología dentro de la empresa y qué repercusión va a tener económicamente, porque la impresión 3D viene a ahorrar en las pymes tiempo y dinero en la producción de prototipos. Una vez hecho el estudio, ellos deciden si continúan con la implantación de la tecnología o buscan diferentes alternativas. Si continúan con la implantación se les busca una máquina acorde a las necesidades que tengan y se les da una formación al equipo de diseño para que puedan ser totalmente autónomos.
¿Qué tipo de clientes tenéis?
R.N.: De diferentes sectores. Gracias a que cada vez hay mayor número de materiales distintos ves que se puede incorporar a muchos sitios. Tenemos desde empresas de calzado, donde se diseñan los prototipos iniciales con impresión 3D, joyerías, estudios de arquitectura, sector de ingeniería, automoción, empresas de repuestos… En todos los aparatos electrónicos hay piezas que se dejan de fabricar y la impresión 3D es una buena alternativa porque la pieza se puede reproducir modelándola o escaneándola.
Es muy variado. ¿Tenéis algún cliente que nunca hubierais pensado que necesitara incorporar la impresión 3D?
R.N.: Ahora estamos trabajando en el sector de la medicina. Nunca pensamos que podíamos llegar a estar ahí. Vemos que realmente se puede integrar en muchos sectores. Con imaginación llegan grandes resultados y los ahorros de costes.
Antes hablábamos de los mitos y ahora que comentas lo del sector sanitario, ¿es cierto que se podrían llegar a fabricar órganos con impresión 3D?
R.N.: Nosotros trabajamos con empresas que se dedican a la investigación de la impresión 3D en el sector biosanitario y realmente vemos cosas asombrosas. En este caso lo que se hace es crear unas mallas donde se introducen células madre que se reproducen y se puede llegar a crear tejido humano.
¿Qué límites tiene esto?
R.N.: El límite actual son las dimensiones de las impresoras, y eso que nosotros ya tenemos impresoras de 1m x 1m x 1m. Y sobre todo los materiales. Ahí está el límite mayor porque tenemos una gama cada vez más amplia pero no todos los materiales que ahora se pueden conseguir en el mercado respecto a unos moldes.
En este sentido, habéis incorporado hace poco la distribución de los materiales de la marca norteamericana Proto-pasta ¿qué ha significado esto?
R.N.: Fue algo muy bueno porque ya incorporamos materiales metálicos, ferromagnéticos, es decir, materiales que dan nuevas posibilidades a nuevos sectores de empresas. Nosotros sí que intentamos ser pioneros en España llevando toda la gama de materiales posible, porque en la diversidad de materiales está la diversidad de empresas en las que tu puedas entrar.
«Al principio buscábamos gente que supiera diseñar y modelar en 3D y que supiera imprimir, y era prácticamente imposible. Hemos optado por formar desde dentro.»
¿Cuáles son los perfiles de los trabajadores de la empresa? ¿Qué buscáis en los procesos de selección?
R.N.: Buscamos gente que sepa diseñar en 3D, excepto los comerciales, que es una rama diferente. Después nosotros normalmente les damos una formación para optimizar el diseño y la impresión, que aprendan a usar los materiales y las máquinas.
Al ser esto algo relativamente nuevo, esa formación que dan se convierte en imprescindible.¿Cómo está la formación en España en este ámbito?
R.N.: Nosotros hemos optado por formar dentro. Al principio buscábamos gente que supiera diseñar y modelar en 3D y que supiera imprimir, y era prácticamente imposible. Nosotros no tenemos ningún problema, formamos al equipo y siempre que tengan la habilidad y la curiosidad de usar diferentes máquinas, pueden acabar trabajando en este sector.
La impresión 3D ya está en los colegios, se ha incorporado a la asignatura de tecnología en la ESO ¿De qué manera participáis en este ámbito?
R.N.: Es algo muy gratificante. Ahí es donde ves que ellos están en una era tecnológica. Nosotros damos formación en colegios también. Hemos hecho talleres de ocho horas y ellos han podido crear su propia carcasa de móvil desde cero. Los profesores nos dicen que lo que esto aporta es un sentido pragmático de las cosas. Nos ponían un ejemplo muy claro: el 4,9 en un examen. Un 4,9 es un aprobado para un alumno y un suspenso para el profesor. Con la impresión 3D, al crear un prototipo si no se toman bien las medidas, si debe de ser 5 en lugar de 4,9, esa pieza no sirve, no es viable y hay que tirarla. Eso les hace conscientes de que su toma de decisiones al final tiene consecuencias. En dibujo técnico, por ejemplo, los alumnos no entienden muchas cosas, pero cuando le pones un programa de modelado 3D y le dices «esto es diédrico» ellos ya entienden su función real. Al final es dar un sentido pragmático a las cosas.
«La ventaja de ser pequeños es que puedes hacer os cambios más rápido»
La vuestra es una empresa tecnológica y pequeña ¿Qué ventajas y desventajas tiene eso en este sector?
R.N.: La impresión 3D evoluciona muy rápido, todo va cambiando, hasta el plan de negocio (el nuestro hace cinco años no era como el actual). La ventaja de ser pequeños es que los cambios los puedes asimilar mucho mejor y tú mismo puedes cambiar antes que una empresa grande. La parte mala es que una impresora se suele quedar obsoleta a los seis meses y tenemos que ir renovando continuamente.
Disculpa la ignorancia pero ¿cada seis meses tenéis que comprar una nueva o se puede renovar esa máquina «antigua» de alguna manera?
R.N.: Normalmente son nuevas porque al ser un sector que va tan rápido no todo evoluciona desde la misma marca, es decir, tu hoy estás trabajando con una marca pero mañana sale otra que ha incorporado algo nuevo que no tienes y entonces tienes que cambiar de marca.